¡ME LO MEREZCO!

  




 En más oportunidades de las que me gusta reconocer, me percibo y también, percibo en mis consultantes, una incapacidad para sentirnos merecedores. Estamos acostumbrados a pensar en términos de causa-efecto. Pero la realidad es que sentirnos dignos es más una  conquista de la mente, que el  fruto de una sucesión de batallas ganadas o de acciones realizadas.

    En ocasiones, nos prohibimos a nosotros mismos del disfrute de la abundancia, porque juzgamos que las tareas desarrolladas, en virtud de lo que anhelamos, no han sido suficientes o no han sido todo lo perfectas, que deberían de haber sido.

    A veces, ni tan siquiera intentamos acercarnos a aquello que deseamos, porque lo percibimos como "demasiado" para nosotros o peor aún,  ni tan siquiera somos capaces de desearlo y si nos atrevemos a imaginarlo anteponemos "peros" en nuestra ilusión. Cuántas veces te encontrás en una ensoñación pensando; "¡que hermosa prenda!", (seguidamente te imaginas vistiéndola), "...pero... no puedo permitirme ese costo. "

    La cultura del sacrificio, de la culpa y del victimismo está tan encarnada, que muchas personas, que realmente se sienten merecedoras, son tildadas de arrogantes o altaneras; muchas otras obtienen lo que desean, pero lo disfrutan con culpa, ósea que no lo disfrutan, y tantas otras están tan envueltas en su papel de víctima, que no pueden conectar con la abundancia que las rodea.

    Lo que refuerza cualquier estado deseado es sentirse merecedor del mismo y estar siendo en congruencia con el este. Si no te sientes digno, de poco sirve soñar. Las capacidades se desarrollan andando y las oportunidades siempre aparecen para quien observa con INTENCIÓN.

    Merecés lo que soñás, merecés lo que aún no eres capaz ni de imaginar. ¡¡¡ERES DIGNO DE TODO!!!!

María Mercedes Crego.

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