¡ODIOSO, (%&$=*), proceso de cambio!

    



 Salir de la zona de confort, del lugar conocido, para movernos hacia nuevos lugares que prometen más y/o mejor, tiene un "atravesar". A veces el atravesar es claro, otras confuso. Sin embargo, la casuística me ha demostrado que cuanto más perdido llega el consultante a sesión, más se re-encuentra consigo mismo al final de la misma. 

    Procesos de cambio tuve varios y en distintas áreas de mi vida, y si bien la mayoría de los mismos los inicié de forma racional y consciente, con una meta clara y con  entusiasmo, en el medio del proceso el objetivo se visualizaba borroso y cada vez más distante. El ilusorio control que quería ejercer sobre el proceso me desgastaba y en más de una ocasión no me reconocía en ese “entre medio”. Ese sentirme "perdida por la vida", era recurrente. Pero, creo que peor aún, ese forzar, querer encajar las cosas, para establecer un nuevo orden, diferente al viejo, pero sin saber bien cómo debe ser este incipiente andamiaje para estar en congruencia con la finalidad planteada, me resultaba agotador.  Además de situarme en la contradicción de querer generar algo inédito bajo los mismo viejos patrones conocidos. 

    En gran medida, como hijos de sociedades capitalistas somos resultistas y tendemos a subestimar el procesos. Ese transitar despacio donde nos formamos en la novedad.  Dominados por  la inmediatez, la frustración se vuelve un espacio común. Y la inmediatez, en estos casos,  es cruel, porque una transformación requiere de, duda, reflexión, hipótesis, idas y venidas y calibraciones. Empujar el proceso para conseguir con RAPIDEZ un resultado exitoso, es ir en contra de los tiempos necesarios para no repetirnos en nuestro estar siendo. Se requiere de momentos para abrir nuevos espacios, visibilizar recursos, entrenar  capacidades, relacionarnos con mentores y demás. Los mismos son, no solo necesarios, sino que imprescindibles. Si nos dejamos dominar por la incomodidad del "no saber", en el mejor de los casos no obtendremos nada nuevo y en el peor de los casos conseguiremos ese "laurel" tras  ansiedades y sacrificio extremo . No se pueden "cambiar las cosas", sin querer cambiar y por lo tanto sin  "atravesar el caos".

    La incertidumbre no es ni buena ni mala, es, simplemente, incierta. Estar hecho un lío en estos momentos es comprensible, estamos re-armándonos en una más apta versión de nosotros mismos, no hay nada esperable, pues salimos de nuestro espacio conocido para explorar lo,  hasta este momento, inexplorado.

    Además,  se pueden sumar señales de descontento de nuestros otros significativos, porque deben de adaptarse a nuestra reciente forma de estar siendo.

    Por más tentador que sea, suele resultar más saludable evitar controlar el proceso con base en el viejo paradigma, para abrazar  la meta, que es por el momento, es la única certeza. Es preferible la actitud de un marinero en aguas desconocidas, que con la vista puesta en tierra firme, observa el agua a navegar con curiosidad, con más preguntas que respuestas, en una calma expectante.  Llegado el momento, como tantas otras veces, sabremos donde está el norte. Después de todo, este proceso concluirá y cuando el nuevo estado se asiente, dejará de ser un mar ignoto para convertirse en otra zona de confort, previsible y conocida. 

¡NO TE RESISTAS!! Y conectá con la paz que deviene de saberte en medio del Fucking proceso!

María Mercedes Crego.


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