Dejá de repetirte. Desapego mental.




"Unimos treinta radios y lo llamamos rueda;
pero es en el espacio vacío donde reside la
utilidad de la rueda.
Moldeamos arcilla para hacer un jarro;
pero es en el espacio vacío
donde reside la utilidad del jarro.
Abrimos puertas y ventanas cuando construimos una casa;
son estos espacios vacíos
los que permiten utilizar la casa.
Por lo tanto, igual que aprovechamos lo que es,
deberíamos reconocer la utilidad de lo que no es.
(Lao-tse, Tao Te Ching, XI)"

Por un lado, el diálogo interno incesante que no encuentra un llano donde descansar, que ataca, se victimiza y vive en estado de alerta pre-diciendo lo que va a ocurrir, con base en experiencias pasadas. Esa rumiación que nos impide reconocer lo que aún desconocemos; lo que, hasta el momento, para nosotros no es, pero no quita que puede ser.

Por otro lado, esta capacidad de observar a la distancia el pensamiento sin sentirlo propio, sin asociarlo al "YO SOY". Identificándonos más con el contenedor, que con el contenido. Asociándonos con nuestra capacidad de albergar pensamientos y emociones, y ya no con los mismos en sí. Este desapego mental que nos permite seleccionar qué contener.

La meditación convencional suele proponer identificarlos y dejarlos pasar, haciendo foco en los intervalos que separan un pensamiento de otro.

Mind Inn® propone personificar las voces de nuestras conversaciones internas, y desafiar a estos personajes, (como pueden ser nuestro Impostor interior, nuestro Saboteador interior, etc.) en D-I-A-L-O-G-O-S. Conversaciones 1 a 1 que nos lleven a comprender sus dichos para poder resignificarlos con miras a un autoliderazgo propositivo y objetivo. Porque en definitiva podemos elegir de qué llenarnos, cuando atendemos a nuestras opciones.

La palabra "dialogo" sugiere un ida y vuelta enriquecedor que nos abre a la oportunidad de elegir que creer y sentir con respecto a un algo. Pero usualmente, más que diálogos internos son monólogos, porque no tenemos el hábito de interpelarlos, con el riesgo que esto conlleva, porque son los mismos los que nos instalan en determinados estado ánimo. Cuando dejamos de darlos por supuestos, y nos abrimos a la idea de que es nuestra elección si seguir sosteniéndolos o no, podemos articular respuestas afines a nuestra realidad ideal y re-estructurar sus dichos.

Reconocernos cómo envases vacíos que nos hemos ido llenado de generalizaciones mentales o de personajes metafóricos, nos permite desapegarnos de nuestros pensamientos condicionantes y gestionarlos objetivamente con miras a nuestra realidad ideal. Tanto si decidimos, dejarlas pasar, como custionarlas para resignificar su contenido, saber que, ante todo, es nuestra elección qué contener nos devuelve a nuestra esencia más prístina.

No somos nada porque tenemos la capacidad de serlo TODO.

Aquellos a los que no les gusta meditar, ni autoindagarse pueden entrenarse en la escucha activa. Dejar de conjeturar hacia donde va nuestro interlocutor y abandonar la respuesta cómo actitud predominante, para comulgar en la empatía y ampliar nuestra percepción de la mano del emisor. Esta también es una forma de habitar el contenedor y no el contenido.

La invitación es a resolvernos desde lo que la experiencia nos trae sin tomar partido antes de que la vivencia se manifieste. Habitar el preámbulo desde el estar siendo contenedores sin contenido nos permite conectarnos la oportunidad de dejar de repetirnos a nosotros mismos en nuestros comportamientos.

María Mercedes Crego.-

@mariamercedescrego.

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